domingo, marzo 12, 2006


Las buenas intenciones.

Siguiendo un extraño impulso surrealista en la mejor línea del loco Jacques Prévert y guiado por la idea de que la cultura debe circular libremente por el mundo se me ocurrió este dislate no sé si idiota o ingenioso, ya veremos.

Visto, además, que algún día, no muy lejano, nos impondrán un bonito canon en las bibliotecas públicas para poder sacar un libro, es decir, pagar por leer un libro comprado con dinero público; pensé -pobre niño bobo- liberar varios libros de esta novelita en distintos puntos de la geografía española, con la sola intención de hacerlos vivir una experiencia mucho más gratificante que la de acumular polvo en unas estanterías.