domingo, noviembre 11, 2007

INFORME CHAMBÉRY LDH0507

Sostiene monsieur Blanes, que su viaje a Chambéry fue una segura conspiración de un llamado comité hispanista, y que llegó exhausto y engañado a una promesa nunca cumplida, ver Chambéry bajo la hermosa naturaleza de sus calles soleadas. Argumenta mi cliente que le fueron infligidas seguidas torturas medioambientales, que fue inducido a la embriaguez repetidas veces en un local de baja estofa denominado L’arbre à bières, que fue preso a traición en una jaula de oro cerca de les quatre sans culs y que estuvo escoltado en todo momento por una incansable guardia pretoriana que lo obligó al entretenimiento y disfrute, siendo como es, monsieur Blanes, un hombre adusto, misántropo y reflexivo.

Constata mi cliente que fue invitado a un lugar donde el sol formaba parte esencial de la suave costra del cielo chamberinés, y que al llegar allí se encontró con una ciudad dominada por la lluvia y la bruma. El sol, contrito, hizo un amago el último día de su estancia en la ciudad de Chambéry, pero se convirtió en frugal intento y en amarga esperanza para monsieur Blanes; ansioso por recorrer las calles de la ciudad bajo un sol primaveral, de visitar el lago, la maison Dénarié, la conocida fuente Les deux bourneaux del barrio de Maché, donde dicen que del busto de una muchacha mana agua; o la maison des Charmettes, lugar en el cual, el insigne filósofo Jean-Jacques Rousseau, vivió recluido para restablecerse de esa mala afición suya por educar a un tal Emilio.

Mantiene monsieur Blanes que le fue imposible hacer cualquier visita porque los días dejaron de tener 24 horas para tener, a lo sumo, 10 ó 12, y las charlas con los lectores fueron tantas y tan amenas que olvidó por completo su propio interés, a saber, visitar los lugares emblemáticos de Chambéry y llevarse los botecitos de aseo de su cuarto de hotel, salvo el champú, inútil utensilio para monsieur Blanes. Ninguno de estos dos objetivos personales se cumplieron, si exceptuamos una rápida visita a la Catedral, que constituyó, según mi cliente, grave delito de engaño, pues los motivos decorativos de alguna cúpula no eran piedra tallada sino un artístico trompe-l’œil, creado, no sabe mi cliente, si por Casimir Vicario o por algún aprendiz de engañifas salido del taller de Ernest Melano.

Prueba de esta conspiración hispanista es el lamentable estado físico y psíquico con el que monsieur Blanes fue devuelto a su familia, teniendo que guardar intenso reposo durante dos días. Días en los que mi cliente estuvo claramente dominado por el conocido síndrome de Estocolmo. Síndrome por el cual el secuestrado siente una extraña empatía con su secuestrador. Así pues, monsieur Blanes, estuvo delirando esos días haciendo alabanzas de su paso por Chambéry, ensalzando el buen hacer de Sylvie Bouffartigue, Philippe Duperray, Marie-Jo Vargas, Mónica Cárdenas, y el formidable tiempo dedicado al liceo Vaugelas.

Muestra de esa enajenación transitoria en la que estuvo sumergido mi cliente fue el continuo monólogo con el que monsieur Blanes afirmaba que conocer a sus lectores había sido una experiencia maravillosa, una comunión plenaria y una epifanía indescriptible. Nunca antes mi cliente había usado palabras con tan alto contenido sacro. Además de sostener que la comida chez Bonnal fue deliciosa y conmovedora, que en dicha casa encontró cariño y humor a raudales, valentía y vitalidad desbordante, que le dio envidia y deseó una vida pareja a la del matrimonio Bonnal.

Si éstas no son pruebas suficientes del deterioro moral que mi cliente ha sufrido tras su paso por Chambéry, baste añadir una última frase suya que no dejó de repetir en el delirio febril de su regreso: “¡Quiero volver!”

martes, marzo 20, 2007


Festival du Premier Roman.

Hay lugares que es mejor no saber dónde quedan en un mapa, hay otros lugares que es absolutamente necesario situar en dichos mapas. Chambéry es uno de esos lugares.
Desde hace veinte años celebra el Festival du Premier Roman, un festival que nació desde la cálida vocación de los lectores. Maravilloso festival en el que los que mandan y organizan son los lectores y lectoras. Un comité de empedernidos lectores selecciona 14 novelas de autores franceses, su primera novela, su ópera prima, y dos novelas, digamos extranjeras, una italiana y otra española. En esta ocasión le ha tocado la suerte a LDH (Las demasiadas horas), una suerte que le pertenece a ella por completo, a esa novelita que hace ya un año se independizó de mí y se escapó, desesperadamente, a buscar un destino mejor que el de este escribidor olvidadizo, que agradece la invitación a todos los que hacen posible el Festival du Premier Roman. Merci bien. Je m'excuse en avance de mon français apris dans de livres impossibles.

viernes, julio 14, 2006


Lecturas de verano


Del mismo modo que Ángel González decía en su inventario de lugares propicios para el amor que "Son pocos. /La primavera está muy prestigiada, / pero es mejor el verano". El estío es propicio para el ocio, la holgazanería, la diversión y la pereza. Es el momento propicio para la lectura, tumbado en una butacona de playa cercada por niños en ebullición, a punto de gritarte al oído "¡Al abordaje!" sean o no de uno los hijos de su madre. Los que no tenemos chiringuito en la playa que nos acoja, nos dedicamos a hundirle los muelles al sofá de casa, tumbados, desde luego, y echándonos a perder por la lectura compulsiva.

En verano prefiero la relectura, especialmente de aquellos libros que en otro tiempo y en otra adolescencia, me cautivaron, dejando en mí una reflexión abierta y una influencia clara en el modo en que uno se lanza a escribir. Releer es un ejercicio interesante porque se abren nuevas interpretaciones, quizás más delicadas, que la impresión general que deja un libro cuando tienes catorce o quince años. Edad en que leí, por primera vez, ese relato introvertido de R. L. Stevenson, alejado de la visión aventurera de los cuentos de los mares del sur.

Para aquella persona que no sepa con qué libro hacerse para este verano, échale un vistazo a El extraño caso de Dr. Jekyll y Mr. Hyde y descubrirás que tiene poco que ver con las versiones cinematográficas, a las que le resulta muy difícil ahondar en la voz interior de los personajes, salvo cuando se sirven de la voz en off, que muchos no saben utilizar con moderación, olvidando que el cine es, sobre todo, imagen, acompañada del sonido. Pero este es otro problema.

Lean cualquier edición del Dr. Jekyll, aunque la edición en libro de bolsillo de Alianza tiene una traducción francamente buena y la que editó El Mundo, en la colección Millenium, tiene una correcta traducción y un divertido prólogo de Eduardo Mendicutti.

Otra lectura, tan extraña como curiosa y bien cuidada es la de Tratados de poliorcética, que es "una disciplina que se desarrolló en el Renacimiento y trata sobre el arte de la fortificación de las ciudades. Lo que yo he hecho ha sido trasladarlo al individuo porque la vida es un continuo sistema de agresiones, asedios y defensas"; en palabras de su autor, el arquitecto José Joaquín Parra Bañón. El libro está editado por El Desembarco, y está lleno de una intrigante prosa, seguramente el lado perverso (el lado Hyde) de Parra Bañón, porque algunos textos tienen una dureza extrema y, sin embargo, poseen a la vez una exquisita factura en la construcción sintáctica y en el léxico fluido. Inquietante y delicioso al mismo tiempo.

Pero si lo que quieren es sacar su lado más voyeur y contemplar en vez de leer, entonces, sin abandonar nuestra búsqueda de perversiones, les recomiendo la película From Hell, basada en un cómic de Alan Moore, ahora que está tan de moda por falta de imaginación en los guionistas. Es una mirada a la Inglaterra victoriana más depravada, la de fin del siglo XIX. Tiene una trama bien elaborada, que consigue mantenerte en tensión toda la película y lo que es mejor, es entretenida, quizás porque parece no tener especiales pretensiones, salvo la de algunas angulaciones de cámara excesivas y otros efectos que son, como diríamos en la calle, demasiado peliculeros.

Miremos al interior de nuestras pesadillas, desvelemos esos terrores que habitan en la habitación 101 (de la novela de George Orwell) y dejemos que aflore nuestro lado más perverso, únicamente en nuestra imaginación, tampoco andemos ahora de desmanes.

miércoles, junio 21, 2006

Más literatura (pesao me pongo, oiga).

Como bien dice Giovani Sartori, hemos dejado de ser homo sapiens para convertirnos en homo videns, en voyeurs, en inescrupulosos mirones. Relegamos la lectura sosegada de un Proust o un Zola, ideales para el estío y la pereza, para tiempos más fríos y vagones de metro, más propicios para un Grisham o un King (Stephen no Kong). Preferimos dedicarnos a la lectura parcial y fragmentada, propia de internet y sus blogs (también mea culpa, sin duda) y adentrarnos en esa procelosa (adjetivo lastimosamente sobreutilizado) red de redes que es internet, donde conviven en singular concubinato demonios y querubines, compartiendo un espacio virtual que en realidad no existe al no ser tangible.
Fuera digresiones toscas, vayamos al meollo, que aunque fonéticamente suena horrible viene de medulla (médula), infinitamente más sonoro y esencial. El quid de la cuestión es que andaba trasteando por el ciberespacio y como tengo un punto humanista muy comunitario me hace ilusión compartir descubrimientos singulares como la página llamada ARCOIRIS TV, interesante propuesta, deliciosamente tendenciosa, para mi gozo, en el que se pueden encontrar documentales y entrevistas sobre literatura chilena como este sobre Pablo Neruda. Échenle un ojo, aquí les dejo el enlace en formato Windows Media, pero pueden descargarlo en mpeg, si lo desean o verlo en formato ram. Eso sí, con una buena conexión, porque si no se atora el vídeo.

jueves, junio 15, 2006

Letter to a Young Lady in Paris

Una rareza particularmente querida para los que somos cortazarianos, porque no hay Borges sin Cortázar y Cortázar sin Ribeyro y Ribeyro sin Vargas Llosa y no seguimos que nos dan las uvas.

Enlace para leer el cuento de Cortázar:


Carta a una señorita en París


Jorge Luis Borges

Veinte años sin Borges

Este sería un típico titular de revista del corazón o "tabloide" británico, como si se tratara de Lady Di o de otra estrella del fervor chismorrero. Lástima que unas veces tanto y otras tan poco. El centenario del Quijote pareció que se celebraba durante un lustro en lugar de unos meses. Ahora atacan con Mozart, amenzan con hartarnos de la adorable musiquilla de su pequeña serenata nocturna u otras delicias musicales. ¿Cómo es que dj Luis Cobos no ha cogido su batuta para deconstruir la música de Mozart? Algo está cambiando. Me llama la atención que se olviden de Borges. Olvidan que ayer se cumplieron 20 años de su muerte en Suiza. Me gustaría dejaros, como homenaje, este regalo que encontré en el espacio cibernético de Youtube.

miércoles, mayo 03, 2006

LDMHEJ06

Casi lo olvido. Como estaba previsto, al final de la charleta en la I Feria del Libro de El Ejido, me atreví a liberar un nuevo ejemplar de Las demasiadas horas. Con la signatura LDMHEJ06 con la que podré, espero, seguirle la pista a ese hijito mío que abandoné a su suerte en la provincia de Almería.

Veremos cómo salen las cosas, es cuestión de paciencia, soy consciente, pero sé de buena tinta, que el primer ejemplar que liberé quedó encallado en la librería de alguna desaprensiva lectora, no sé si posesiva o posesa, cualquier adjetivo es válido, sabiendo además que censuré su actitud no ha mucho y por lo visto le trajo al pairo mis súplicas.

Aunque llevamos una pérdida, quedan dos en camino. Les deseo la suerte y la batalla, la llama y el fulgor. Ojalá sigan navegando libremente. Denme noticias, por Dios, que tengo el alma en vilo.

Saludos.

Apuntes del taller de escritura.

Toda charleta formal debe estar dividida, esencialmente, en dos partes: parte a) la charla formal en la que se concedan las claves sobre el tema a debatir o a monologar en un tono siempre académico; y una parte b) la charleta propiamente dicha, que es la que continúa, una vez concluido el tiempo establecido para la parte a, toda vez descubierto que el tema es inagotable y que debe seguirse hablando, en un tono mucho más distendido, frente a una caña o un vino y a ser posible, gracia almeriense, acompañados de su merecida tapa.

Dejo un resto de la parte informal, descubrirán que de formal, como de cabellos, me van quedando pocos por no decir ninguno.


I FERIA DEL LIBRO DEL EJIDO

TALLER DE ESCRITURA

29 DE ABRIL DE 2006

DISTRAÍDO MANUAL PARA ESCRIBIR UNA NOVELA.

1. Un juego para situarnos.

Escriba un poema, algo sencillo, no intente nada épico. No por el momento. Escriba un sencillo poema. Entendiendo por sencillo lo que le resulte más cercano y por poema lo que le venga en gana.

Luego lea el poema. A ser posible en voz alta. Si no quieren que le escuchen hágalo en el cuarto de baño, que es siempre un buen refugio, una estupenda coartada como escusado.

Si al leerlo descubre que ha contado una historia, con un principio, un desarrollo y un desenlace, todo muy concentrado, igual que una gragea, usted es un narrador nato. Dedíquese al cuento o en su defecto a la novela.

Si usted, digamos, ha perseguido la esencia, la emoción y el placer de la palabra en el paladar cuando ésta es pronunciada, usted es un poeta, sin duda. No se implique en textos narrativos o le saldrán farragosos y sin sentido. Dedíquese al verso. Es un consejo de amigo.

Si sigue con el folio en blanco después de 10 minutos y la televisión apagada, entonces usted está perdido, eso quiere decir que le gusta que el concepto se quede en su cabeza. En ese caso no caiga en depresión, en absoluto, usted será un magnífico lector.

2. Una vez situados.

Atrévase ahora con un cuento, por supuesto siguiendo las directrices que Miguel Ángel Muñoz, autor de El síndrome de Chéjov, les dijo el otro día.

Si comprueba que 15 folios se le quedan cortos, no siga con el cuento. A otro con ese cuento, a mí no me egaña, usted debe saltarse este segundo paso y comenzar con el punto 3 de este distraído manual. Láncese sin miedo a escribir una novela.

Si usted comprueba que en la primera página ha contado todo lo que tenía que contar tiene 2 opciones:

a) Vuelva a repetir el punto 1 porque igual estamos desperdiciando su talento poético.

b) Quédese un tiempo en el cuento y trate de ser tenaz, comprobará que cada cuento nuevo que escriba necesitará más páginas para concluirlo. Es importante no desesperar.

Si continúa con el folio en blanco después de varios días. Deje de ser una persona obstinada. Salga a la calle a que le dé el aire y luego regrese a casa, póngase cómodo y lea un buen libro. Eso le calmará la ansiedad.

3. A por la novela.

Si usted ha seguido estos pasos, sin saltarse ninguno, y ha practicado con varios cuentos y tiene en la cabeza una historia que sabe (porque eso se sabe) que necesitará más de 15 ó 20 páginas. Prepárese un café, desayune copiosa y calmadamente, porque el trayecto que vamos a recorrer es largo y, de vez en mucho, más de lo que quisiéramos, resulta desesperante. Para esos momentos acuérdese siempre de García Márquez o de Franz Kafka que siempre estuvieron tentados de abandonar la escritura; o piense en Julio Ramón Ribeyro, maravilloso escritor, que se atrevió a escribir un diario titulado La tentación del fracaso, que es un magnífico soplo de aire fresco para los que nos desesperamos pronto. O si lo prefiere, haga como Juan Rulfo y abandone cuanto antes la literatura, dedíquese a la fotografía, al Tai-chi u otras debilidades suyas, no vaya a ser que usted sea un magnífico escritor y comience a ser la competencia.

domingo, abril 30, 2006

La comunión plenaria.

Le robo a Oliverio Girondo el título de esta entrada porque es la sensación que guardo de mi viaje a El Ejido. Fue plena y estuvimos todos los que necesitamos estar. Nadie sobró, pero tampoco nos hizo falta nadie más. A la espera de que las almas caritativas me envíen las fotos de la I Feria del Libro de El Ejido, valga esta entrada en el blog para invitarlos a conocer a Abilio Estévez y a Fernando Pérez Cárceles. Literariamente, se entiende, ahora que si pudieran conocerlos personalmente lo pasarían de fábula, o tal vez de ficción, cualquiera de estas dos opciones es siempre sugerente. Para mí, novelito que soy, fue un placer conocerlos, pasar toda una tarde siguiéndoles los pasos y disfrutando de las charlas que ambos regalaron en El Ejido.

Abilio Estévez es cautivador cuando habla, tiene esa música cubana en el habla a lo Olga Guillot en, la prosa lenguaraz y, como él mismo confiesa, el adjetivo desmesurado. Sin embargo su lectura no agota, al contrario, emociona. Me quedo con una frase que igual fuera de contexto no tiene el mismo pulso que en la charla. Es una frase que uno de sus personajes dramáticos dice en relación con la muerte de Benny Moré en 1961:
"Benny Moré... y tanta gente mala que sigue viviendo".

Fernando Pérez Cárceles es sencillo y melómano erudito, dos cualidades raras de conjugar, porque, por tradición, la melomanía mezclada con erudición se alejan irreversiblemente de la sencillez. Es paciente y risueño y es un placer escucharlo hablar de Schubert o en su defecto de Murcia. También ha demostrado la tenacidad de la hormiga y ha conseguido traducir todos los lieder de Franz Schubert, no las partituras, se entiende, sino los textos de los poetas románticos a los que Schubert pone música. Destaco una frase de la charla de Fernando Pérez Cárceles: "Una schubertiana no es más que un guateque casto de aquella época"

En definitiva, una de las tardes más entrañables que he pasado en mucho tiempo. Principalmente gracias a ellos.