domingo, abril 30, 2006

La comunión plenaria.

Le robo a Oliverio Girondo el título de esta entrada porque es la sensación que guardo de mi viaje a El Ejido. Fue plena y estuvimos todos los que necesitamos estar. Nadie sobró, pero tampoco nos hizo falta nadie más. A la espera de que las almas caritativas me envíen las fotos de la I Feria del Libro de El Ejido, valga esta entrada en el blog para invitarlos a conocer a Abilio Estévez y a Fernando Pérez Cárceles. Literariamente, se entiende, ahora que si pudieran conocerlos personalmente lo pasarían de fábula, o tal vez de ficción, cualquiera de estas dos opciones es siempre sugerente. Para mí, novelito que soy, fue un placer conocerlos, pasar toda una tarde siguiéndoles los pasos y disfrutando de las charlas que ambos regalaron en El Ejido.

Abilio Estévez es cautivador cuando habla, tiene esa música cubana en el habla a lo Olga Guillot en, la prosa lenguaraz y, como él mismo confiesa, el adjetivo desmesurado. Sin embargo su lectura no agota, al contrario, emociona. Me quedo con una frase que igual fuera de contexto no tiene el mismo pulso que en la charla. Es una frase que uno de sus personajes dramáticos dice en relación con la muerte de Benny Moré en 1961:
"Benny Moré... y tanta gente mala que sigue viviendo".

Fernando Pérez Cárceles es sencillo y melómano erudito, dos cualidades raras de conjugar, porque, por tradición, la melomanía mezclada con erudición se alejan irreversiblemente de la sencillez. Es paciente y risueño y es un placer escucharlo hablar de Schubert o en su defecto de Murcia. También ha demostrado la tenacidad de la hormiga y ha conseguido traducir todos los lieder de Franz Schubert, no las partituras, se entiende, sino los textos de los poetas románticos a los que Schubert pone música. Destaco una frase de la charla de Fernando Pérez Cárceles: "Una schubertiana no es más que un guateque casto de aquella época"

En definitiva, una de las tardes más entrañables que he pasado en mucho tiempo. Principalmente gracias a ellos.